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domingo, 16 de octubre de 2016

La niebla, escenario de vida.

"La niebla flotaba, desleída, sobre mi cabeza. Pensé, no sé por qué, en que a todos nos pasaba lo mismo. Todos nacemos de un golpe de luz, y todos acabamos engullidos por la niebla que poco a poco nos va helando el corazón."
Lorenzo Silva en "La niebla y la doncella" 

Esta semana he pensado mucho sobre la niebla y su significado como metáfora de la vida. La exposición de Fina Menéndez "Fin de las certidumbres" ha tenido la culpa. Durante la visita de la misma y a lo largo de las distintas fotografías que la componen, el visitante pasea entre la niebla, observa escenarios naturales nebulosos llenos de luz, admira la carretera de Bandujo enmarcada por los árboles, auténticos guías de los conductores cuando la cosa se pone fea. Podríamos decir que es la combinación de la bruma con la luz cenital que se cuela por la ventana infinita que es el cielo sobre nuestras cabezas la que convierte los verdes de los paisajes asturianos que la autora fotografía en verdes matizados por el rocío y la humedad. Una atmósfera en tinieblas limpia y envolvente. Las fotos de Fina no transmiten angustia, emiten luz y sí, trasladan incertidumbre. No vamos a negarlo. La misma inquietud que sentimos los humanos en nuestro día a día, cuando desconocemos que vamos a encontrarnos detrás de cada puerta que hemos de abrir en nuestro caminar.
Niebla en el valle desde Salcedo (Quirós)

Para todos los que tenemos vínculos con la montaña asturiana, la niebla es una constante, e incluso un impedimento peligroso. Recuerdo un día de puerto en el que la niebla desorientó a un primo mío de forma tal que él, conocedor de cada centímetro cuadrado de aquel sitio, tuvo que parar, respirar y recomponerse ante el asfixiante ambiente que lo atrapaba. Hay días de niebla feos, feos. Puedo escuchar a mi tía Domitila calificándolos. Mi padre dice que esos días te roban las ganas de ir al pueblo. Los malos son los días de "ciego noblina" donde la niebla se mezcla con el orbayu y no dan tregua. No va a abrir. Esos días no alcanzo a ver el manzano de la huerta de al lado de casa. La niebla parece pegarse a nosotros como si fuera una segunda piel. No hay escapatoria. Pero hay otros días de niebla que son promesa de cielos azules y verdes brillantes. Días en los que el sol en su choque de trenes contra la niebla, en su pelea de fuerza contra la niebla la deshace y ésta se ve obligada a abandonar un valle en busca de otro que quiera darle cobijo al menos por unas horas. No, va a abrir. Y es que la niebla, muchas veces, es cobarde y acaba rindiéndose rápido, aunque en otras, las menos, sea obstinada y pertinaz y se empeña en empañar nuestras jornadas.
Niebla levantando.

Pues sobre la vida es lo mismo. Hay gente inmersa en días de niebla y otra que vive en tinieblas y mira tú que mantengo que la niebla no necesariamente conlleva oscuridad. Hay personas para las que sus días son un mar de niebla y otras que tras mares de niebla adivinamos el cielo diáfano y azul rabioso que está sobre nosotros. Es cierto que a medida que avanzamos y nos hacemos mayores la claridad meridiana con la que vemos las cosas, opinamos y decidimos, creyéndonos en la insolencia y el atrevimiento de la juventud en posesión de la verdad, la nuestra, pero verdad al fin y al cabo, va volviéndose un poco turbia. Con la madurez, las cosas ya no son blancas o negras, es el fin de las certidumbres. Sin renunciar a nuestros principios, todo se puebla de grises. Los grises de la niebla, la que te engulle, la que te apresa para inmovilizarte o la que levanta y deja el paso libre. No dejar que nos pille indefensos, no permitirle ser freno, no consentir que nos hiele el corazón. Avanzar a pesar de que nos cueste, buscar en las orillas hierbas, arbustos, árboles que nos guíen. Sí, es cierto, nunca sabemos que hay detrás de la espesa bruma ante nosotros, que nos depara el futuro, pero la incertidumbre puede conducirnos a la certidumbre de algo bueno. Vivir en la certeza resta emoción a la vida. No dudes que vivir es la aventura y caminar entre la niebla algo circunstancial. A pesar de la niebla, no dejes de vivir.

http://lavozdeltrubia.es/2016/10/15/fina-menendez-pura-delicadeza-poetica/
http://bealadelola.blogspot.com.es/2016/06/ciego-noblina.html

2 comentarios:

  1. Como nos gusta Lorenzo Silva!!!
    Ahora tengo aún más ganas de ver la Expo de Fina.
    Precioso lo que escribes, como siempre es un placer leerte.
    Dicen en mi pueblu que nunca cegó que no escamplara. Hay que saber esperar que la niebla se dispe. Besos.

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    1. Es el mejor, siempre hay algo de lo que tirar en sus novelas, la exposición de Fina la habría titulado "La niebla y la doncella" pero el titulo es de él, así que no me pareció oportuno. Tienes razón la niebla siempre levanta, lo malo son varios días seguidos de "ciego noblina" Un beso amiga

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