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sábado, 16 de marzo de 2024

Platero (s) en la Senda del Oso

 


Son pequeños, peludos, suaves, tan blandos por fuera que parecen de algodón, con ojos de azabache, su imagen juguetona y mimosa inspira ternura, les gustan las manzanas que les dan los niños que se acercan, a veces valientes y otras medrosos, y trotan alegres por el prado que los acoge al lado del río en plena Senda del Oso, entre San Salvador y Arroxo, donde viven. Podrían llamarse como el protagonista de un clásico de nuestra Literatura, Platero, pero no, se llaman Julián, Ulises, Pepe y Burrina y junto a ellos, dos ponis, Nino y Cuca y son los personajes de una historia salpicada de más días duros que buenos, pero también son el embrión de una iniciativa de turismo cultural y creativo y la razón del nacimiento de la “Asociación burru”. Una asociación sin ánimo de lucro que no cuenta con dinero público para su financiación sino que lo hace a través de personas asociadas y de las actividades que desarrollen, así como con puntuales colaboraciones de entidades locales que se comprometan en esta labor y cuyo principal objetivo es la protección de los burros y del medio ambiente, a través de la concienciación y el desarrollo de diferentes tipos de actividades en plena naturaleza. La asociación nace en Quirós, un entorno rural donde perderse y al que los humanos de esta historia se han propuesto dinamizar. 
Estos amigos de cuatro patas que han acompañado a los hombres y las mujeres rurales durante cientos de años en la realización de las actividades más pesadas, han sufrido en sus carnes las consecuencias de la evolución de la sociedad agraria hasta el punto de que estuvieron a punto de extinguirse. No es extraño escuchar en las noticias casos de abandono y de maltrato y frente a ellos, los cada vez más frecuentes rescates y la cada aparición de santuarios para que estos animales vivan tranquilos y en paz hasta el final de sus días. Recuperarlos y enseñar a los más jóvenes la importancia de respetar y cuidar nuestro mundo es otro de los objetivos.
Los protagonistas humanos de esta historia, Lara Gutiérrez, Roberto Álvarez, Nando Ruiz y Gertru Ángulo se han unido con este fin. Sus actividades que ya han comenzado, pasan por Campamentos de Verano para niños y niñas que se realizarán sobre tres pilares: naturaleza, mundo rural y animales; rutas y paseos con los burros, así ya han comenzado a pasear con los burrinos de ramal por los antiguos senderos de Quirós, rutas GR, PR y  Senda del Oso, visitando el Pantano de Valdemurio, los Molinos de Corroriu y el Teixo de Bermiego, sin olvidar la parte didáctica, organizan charlas y talleres sobre Botánica, vida y entorno rural, fauna y flora, etnografía, etc. Este verano ya tiene programados sus campamentos que se realizarán durante en mes de julio en colaboración con el Albergue de Arroxo que dará alojamientos a los participantes. Todas las actividades se desarrollarán en el entorno cercano al Albergue para facilitar moverse a pie en comunión con la Naturaleza. Los burrinos de la Asociación burru han venido para formar parte de nuestro concejo. 

lunes, 18 de diciembre de 2023

La educación física de Rosario Villajos

Tenía muchas ganas de leer “La educación física”, el algoritmo me dio la brasa, una y otra vez, durante mucho tiempo, pero no fue hasta el lunes que lo encontré en la biblioteca esperándome. Ay, la biblioteca! Tenía que ser allí. Las bibliotecas también tienen un papel importante en la vida de la protagonista de la novela, Catalina. Me llamaba la atención especialmente la cubierta y la faja que trae la chica de la fotografía. Una faja (braga-faja) reconocible por tantas de nosotras. Yo también me quite la faja como Catalina para empezar a ser yo misma. El argumento es sencillo pero intenso. Catalina una adolescente de 16 años vuelve a casa después de un suceso muy desagradable con el padre de una amiga (incidente que no descubriremos en su extensión hasta las últimas páginas, pero suceso del que la mayoría de nosotras, de mayor o menor forma hemos sido objeto). En el periodo de esta huída hacia su casa que va desde las 18.15 a las 21.45 (que es la última referencia que marca capítulo) repásanos la historia de una adolescente a principios de los 90, que es la historia de muchas de nosotras (aunque yo en los 90 ya tenía 20, las historias de mujeres jóvenes son muy parecidas). La pertenencia al grupo, la desubicación, la soledad, la ajeneidad de tu cuerpo, el descubrimiento del sexo, la identidad sexual, la falta de educación en la materia, … buf. La novela se sitúa históricamente en el momento en el que en el Mediterráneo desaparecen para aparecer muertas tres meses después, tres adolescentes que hacían auto-stop para ir de fiesta (he tenido que buscar la fecha pero los nombres me han salido solos: Toñi, Miriam y Desi). Estos hechos marcan un hito dentro de la historia más negra y perversa de nuestro país, unos hechos de los que jamás sabremos la verdad, que tantas páginas de periódico han llenado y que abrieron el paso a la telebasura (nunca olvidare a la periodista “estrella” de entonces en un polideportivo haciendo espectáculo del dolor de aquellas familias, en mi opinión hay un antes y un después después de estos hechos en la forma de hacer televisión en nuestro país). Catalina tiene miedo: miedo de lo que le pueda pasar en una carretera sola de vuelta a la ciudad, miedo de sus padres, miedo de una enfermedad que tuvo de pequeña y de la que no nos dan muchos datos pero que marca su infancia, miedo de que no la quieran, miedo de que la quieran, miedo de su cuerpo,… en fin, que me ha encantado aunque no me haya sentido muy identificada con tantos miedos yo también los tuve (aún los tengo) pero nunca pensé en mi casa como en una jaula o una cajita con agujeros, nunca vi a mis padres como desconocidos, nunca sentí que mi cuerpo no era el mío con todas y cada una de sus lorzas. Sí, he visto muchos comportamientos que adivino en padres y madres de otras… pero esa es otra historia que no es la mía, afortunadamente. Os recomiendo la lectura que da para reflexionar. Un título que daría mucho juego en los clubes de lectura en los que, sobre todo, hay lectoras. Y un final de esperanza, por cierto, que me ha emocionado.